REFLEXIÓN PEDAGÓGICA

Reflexión pedagógica

Trabajo realizado por Óscar Iván Quintero

Ser maestro no es fácil, y menos lo es cuando tenemos como responsabilidad la formación de las nuevas personas para un mundo siempre cambiante que nos obliga a transformar nuestro modo de verlo, y por tanto, las estrategias que utilizamos para lograr la finalidad de nuestro trabajo.

El currículo o proyecto curricular es bien llamado la hoja de ruta que puede o no conducirnos al éxito en nuestra labor educativa. Todo depende del esmero y pertinencia que se vislumbren en la elaboración de esta mencionada herramienta. Es necesaria la organización en todo plantel educativo. Debe haber proyección, con todo lo que ello conlleva: tener claros los objetivos, las herramientas de trabajo, las estrategias que se utilizarán, los modos de evaluación y lo que se busca con ellos. Todo esto debe estar claro cuando se busca realmente la formación integral de nuestra juventud, de las personas que esperamos transformen el mundo, y lo conviertan en un verdadero mundo de seres humanos.

Esta organización de la que se hace mención está plasmada o consignada en el proyecto curricular, herramienta-documento del cual se preocupan todas las instancias educativas de una comunidad; así, desde el ministerio de educación, pasando por las secretarías de educación y las directivas de cada plantel, todas estas instancias dictan normas que van en pro del mejoramiento del proyecto curricular y, por supuesto, de la educación misma.


Aunque antes de llegar a cada plantel la necesidad o mandato de crear u organizar su proyecto curricular, este está supeditado a las normas que con anterioridad dicta el ministerio de educación en pro de mantener unos mínimos que harán de base para la conformación del currículo.
Así cada plantel, utilizando estos elementos, se organiza y, desde la reflexión y conocimiento de su propia realidad, prosigue a la organización de lo que será su hoja de ruta, su mapa hacia la búsqueda de la formación integral de sus alumnos.

Así, de manera general, se plasman estrategias que den cuenta de la reflexión que ha dado con las necesidades y problemas propios de cada pedazo de la sociedad, buscando contextualizar y particularizar desde la generalidad del proyecto curricular. Dando origen así al proyecto curricular latente, se ponen en marcha cada una de las estrategias creadas.

Sin embargo, en la flexibilidad del currículo, una de sus características esenciales, permite que se vaya adaptando y perfeccionando a medida que se va desarrollando el proyecto educativo y se vislumbran falencias o necesidades ocultas. Nacen, entonces, estrategias y tácticas que obedecen a la reflexión y análisis permanente del contexto familiar, social y cultural de todo el devenir de la comunidad educativa.

Serán estrategias que tal vez no se encuentren consignadas en el documento que sustenta el proyecto curricular, pero que serán, desde el mismo momento de su aplicación, de gran ayuda para que este se cumpla a cabalidad y rinda los frutos que se esperan. Aparece, de esta manera, el currículo oculto, aquel que no se encuentra claro en el documento inicial y conocido, pero que ilumina al mismo para que se consumen sus objetivos.

Es un solo currículo real el que aparece finalmente, y que obedece, desde luego, al interés de toda la comunidad educativa en general para que se desarrollen todas las estrategias que sean necesarias para que los alumnos de cada plantel, por medio del análisis de su contexto, puedan desarrollar todas y cada una de sus capacidades en pro de su crecimiento integral, lo cual pueda involucrarlos finalmente, en el devenir de su propia cultura, su familia y la sociedad en general, aportando cantidades de ideas, sueños y proyectos para el desarrollo real de la humanidad.